El despertar
Entra la luz y
asciendo
torpemente
De los sueños al sueno
compartido
Y las cosas recobran su debido
Y esperado lugar y en el
presente
Converge abrumador y vasto el
vago
Ayer: las seculares migraciones
Que el hierro destrozó, Roma y
Cartago.
Vuelve también la cotidiana
historia:
Mi voz, mi rostro, mi temor, mi
suerte.
¡Ah, si aquel otro despertar, la
muerte,
Me deparara un tiempo sin
memoria
De mi nombre y de todo lo que he
sido!
¡Ah, si en esa mañana hubiera
olvido!